Lehman Brothers: la caída del gigante que desencadenó la crisis financiera

En realidad, la caída de Lehman Brothers fue la gota que colmó el vaso. Antes de declararse en quiebra se habían sucedido la compra de Merrill Lynch por el Bank of America y la creación de un fondo de garantías de 70.000 millones de dólares por diez bancos internacionales, eslabones todos ellos de la crisis desatada por las hipotecas “subprime” en EEUU, que venía sacudiendo los mercados financieros mundiales desde 2007.

El crack financiero tuvo su origen en la sobrevaloración de créditos inmobiliarios de alto riesgo (“subprime”), concedidos a clientes que no cumplían los requisitos habituales para acceder a la financiación de una vivienda. La difusión a entidades de todo el mundo de productos estructurados, como titulaciones y fondos de inversión, que incluían “subprimes”, contribuyó a la contaminación del sistema financiero.

La depreciación de estos activos, cuando el mercado inmobiliario se desaceleró y los impagos hipotecarios se generalizaron, provocó la desconfianza crediticia y el desplome de las bolsas mundiales en verano de 2007.

Como respuesta, las principales autoridades monetarias internacionales, la Reserva Federal estadounidense (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE) entre ellas, inyectaron 240.000 millones de euros para generar liquidez en los mercados.

El desplome de un símbolo

Todo esto ya había ocurrido cuando, días antes de la quiebra, el banco de inversión Lehman Brothers cerró la peor semana de su historia con una caída en la Bolsa de Nueva York. Durante una semana, la compañía perdió un 77,4 por ciento de su valor en bolsa. 

Lehman Brothers, un banco de inversión con 158 años de historia, fue una de las víctimas de las hipotecas basura

Al final de 2007, los títulos del cuarto mayor banco de inversión de EEUU se negociaban a 65,44 dólares, con lo que hasta ese momento había caído un 94,4 por ciento.

Lehman Brothers, un banco de inversión con 158 años de historia, fue una de las víctimas de las hipotecas basura y tuvo que declararse en bancarrota en septiembre de 2008 al no obtener el respaldo de la Administración de George W. Bush para reflotarlo con dinero público.

La caída constituyó la quiebra más importante en EEUU desde 1990, cuando cayó Drexler Burnham Lambert, especialista en “bonos basura”.

Efecto dominó

Estos hechos marcaron un antes y un después en el desarrollo y dimensión de la crisis financiera mundial, provocando un efecto dominó.

Tras la quiebra del histórico banco de inversión, las financieras Merrill Lynch y Bear Stearns fueron adquiridas por otras entidades y las firmas hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac y la aseguradora AIG fueron rescatadas por el Estado.

En Europa, la entidad británica Northern Rock y la agencia hipotecaria alemana Hypo Real State fueron nacionalizadas para evitar su posible quiebra.

A pesar de que el Gobierno estadounidense adquirió los activos tóxicos de su banca por 700.000 millones de dólares y la Fed redujo sus tipos de interés al mínimo histórico, la economía mundial entró en recesión técnica en 2009.

La crisis en Europa

La crisis económica afectó a la deuda soberana de varios países europeos, que vieron dificultada su recuperación. Varias economías (Grecia, Irlanda, Portugal y Chipre) fueron rescatadas por la Unión Europea (UE) desde 2010 y España precisó ayuda económica para recapitalizar su sistema bancario.

Aunque el BCE inyectó miles de millones de euros en los mercados, la eurozona estuvo en recesión durante varios trimestres en 2012 y 2013.

En este mismo sentido, EEUU tuvo que elevar su techo de endeudamiento en 2011 y 2013 para evitar la suspensión de pagos por primera vez en su historia.

En definitiva, el colapso financiero arrastró a los valores bursátiles, restringió el crédito e las empresas, afectó al consumo de la población y generó altas tasas de desempleo.

Y ahora, diez años después, la pregunta es si existe una vacuna para evitar crisis de tales y tan profundas consecuencias.

“¿Qué podría causar la próxima crisis? No sé, pero sospecho que podría ser el mercado inmobiliario”, ha dicho esta semana la presidenta del consejo de supervisión del Banco Central Europeo (BCE), Daniel Nouy.

 

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