María Robledo (Babbel): Hay que trabajar más en reducir la segregación vertical

Prefiere hablar de diversidad de género, más que de paridad, ya que “dar pasos y tomar decisiones” solo por paridad “podría llevar a pensar que mujeres no aptas para un trabajo son escogidas por el mero hecho de ser mujeres”.

P: ¿Qué le parece que organismos, empresas o incluso ejecutivos apuesten, o manifiesten que lo hacen por la paridad?

R: Creo que hay que explicar qué se entiende por paridad, el porqué de las cosas e incluso quizás no hablar de paridad sino de un término más amplio y complejo: la diversidad y, en especial, la diversidad de género. Dar pasos o tomar decisiones simplemente por paridad, podría llevar a pensar que mujeres no aptas para un trabajo son escogidas por el mero hecho de ser mujeres.

Sin embargo, trabajar para favorecer un entorno laboral donde la diversidad de género, cultural, demográfica, de estudios, etc. tenga cabida y sea valorada positivamente, debe ser un objetivo principal por los múltiples beneficios que ello conlleva. Principalmente, creo que con ello abrimos las puertas a diferentes puntos de vista y opiniones que enriquecen el día a día y favorecen los resultados finales de una empresa.

Desde luego, hacer hincapié en la importancia de la diversidad de género y plantear y ejecutar acciones para asegurarla me parece positivo y un muy buen punto de partida.

“El sector privado está un poco por delante en esta materia”

P: ¿En qué ámbito hay que trabajar más en materia de igualdad, en en el sector privado o en el público?. ¿El sector público va por delante del privado?.

R: La verdad es que desconozco el sector público de primera mano, pero sin embargo tiendo a pensar que el sector privado está un poco por delante en esta materia. Si nos fijamos en la presencia de la mujer en puestos de dirección en el sector público hay aún muchas carencias. Además, hay estudios que indican que solo tres de cada diez funcionarios y directivos son mujeres. Si bien es cierto, que en ambos casos todavía queda mucho por hacer.

De lo contrario, en Babbel, desde el primer momento me sentí cómoda como mujer porque en todo momento me transmitieron su interés por la diversidad, su labor para reclutar mujeres ingenieras y me explicaron las posibilidades para conciliar la vida profesional y personal, como por ejemplo, hacer home office ocasionalmente o tener cierta flexibilidad horaria.

P: ¿Han cambiado mucho las cosas en materia de igualdad desde que inició su carrera profesional?. ¿En qué ámbitos habría que trabajar más?.

R: Pues lamentablemente no creo que en mi ámbito laboral haya cambiado mucho. Ahora quizás, desde hace un par de años, es cuando empiezo a ver cambios, empiezo a ver empresas conscientes y preocupadas por la diversidad de género.

Habría que trabajar más en reducir la segregación vertical, empezando por el ámbito directivo. Cuando las mujeres entran al sistema laboral tienen que enfrentarse a una estructura masculina, que privilegia el trabajo productivo y dificulta su compatibilidad con las otras esferas de la vida como la vida familiar, el ocio y la participación política.

Fomentar un entorno laboral diverso y flexible

P: ¿Qué tareas deberían abordar los gobiernos o los organismos supervisores para avanzar en el terreno de la igualdad?. ¿Qué opina de las cuotas, por ejemplo en los consejos de Administración?

R: No estoy a favor de las cuotas en los consejos de administración, puesto que crean otro debate paralelo. Estoy a favor de atacar el problema de raíz y fomentar un entorno laboral diverso, flexible, meritocrático, donde se limiten los prejuicios y donde se desarrolle el talento, que no entiende de géneros.

Yo creo que donde los gobiernos y los organismos públicos podrían trabajar mucho sería en materia de educación y roles de género. Es posible desmontar los estereotipos de género desde el colegio o el instituto, poco a poco. Ciertas profesiones han sido siempre consideradas como femeninas o masculinas sin ningún motivo científico, solo a base de prejuicios sociales. Podemos descubrir a las mujeres cuán excitante puede ser programar o dirigir una empresa y, por ejemplo, mostrar a los hombres cuán satisfactorio puede ser convertirse en enfermeros o peluqueros de éxito.

P: ¿Por qué la presencia de la mujer al frente de una empresa es tan limitada en España?. ¿Por qué hay pocas mujeres en los puestos de mando de las grandes empresas?.

R: Creo que la baja participación de las mujeres en puestos directivos es debido todavía a la dificultad para conciliar vida personal frente a la laboral, a la existencia de sistemas de promoción no objetivos y sesgados, y a la falta de diversidad -mayor presencia masculina- en puesto de decisión.

Por eso, y considerando la brecha salarial en sociedad española, muchas jóvenes deciden migrar para mejorar sus carreras profesionales en el extranjero, en empresas jóvenes y socialmente conscientes del sector digital.

“Hay que empezar a compartir los roles entre hombres y mujeres”

P: En su trayectoria profesional ¿recuerda algún momento en el que fuera consciente de superar algún límite, alguna barrera impuesta hasta ese momento a las mujeres?.

R: Sí, cuando ocupe el puesto de COO (directora de operaciones) en una empresa de juego online. Creo que el mundo del juego es tremendamente masculino y hay menos mujeres, si cabe, ocupando puestos de dirección.

Recuerdo ir a ferias de juego tanto nacionales como internacionales, donde se trataba de buscar los mejores proveedores, ver la innovación en los sistemas de juego y descubrir que éramos muy pocas mujeres visitando la feria, en los stands ofreciendo información (más allá de las azafatas de eventos). Las fiestas organizadas por los distintos proveedores estaban enfocadas a un público 100 % masculino, lo cual sí me hizo pensar que había pasado una barrera y no solo cultural.

P: ¿Ha pensado alguna vez que había sido discriminada positivamente por el hecho de ser mujer?

R: No, nunca he tenido esa sensación.

P: ¿Por qué se mantienen diferencias retributivas entre los trabajadores y las trabajadoras?.

R: Son muchas las piezas de una estructura social anticuada que tenemos que modernizar todos juntos. Las mujeres siempre han tenido un papel “cuidador” en la sociedad, desde cuidar a los más pequeños hasta a los más mayores; ese rol tan noble y asumido dificulta a las mujeres avanzar en su carrera profesional, viéndose obligadas que hacer pausas para conciliar, tomar trabajos de menor responsabilidad, etc.

Y es que, por supuesto, alguien tiene que hacer ese trabajo, pero hay que empezar a compartir los roles entre hombres y mujeres y encontrar un equilibrio social sano para todos. Además, hasta el momento la mayoría de directivos han sido hombres que no solían mostrar mucha comprensividad por este tipo de situaciones, lo que evoca a la mujeres a tomar trabajos temporales que les proporcionan poca seguridad, poca retribución y, lo que es peor, poca perspectiva de desarrollo y autonomía en todos los sentidos.

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