María Jesús Escobar (EY): El sector público es un claro ejemplo a seguir

En su caso, siente que le han exigido “lo mismo que a cualquier otro” en su “posición en cada momento” y, aunque no conoce los datos salariales, afirma que le “parecería un escándalo que una entidad pagara menos a una mujer que a un hombre por hacer exactamente lo mismo y con las mismas dedicaciones”.

P: ¿Qué le parece que organismos, empresas o incluso ejecutivos apuesten, o manifiesten que lo hacen por la paridad?

R: Me parece muy apropiado. Adquirir un compromiso públicamente es una forma de obligarse: la sociedad y el entorno empresarial han cambiado, tienen más información y van a seguir el adecuado cumplimiento de las promesas hechas por las organizaciones, no solo en este ámbito, sino en todos.

 

P: ¿En qué ámbito hay que trabajar más en materia de igualdad, en el sector privado o en el público? ¿El sector público va por delante del privado?

R: En el sector privado. En el sector público, salvo en ciertos nichos, la presencia de la mujer en todos los rangos jerárquicos es muy superior a la existente en el sector privado. En este ámbito específico, son el claro ejemplo a seguir.

 

P: ¿Han cambiado mucho las cosas en materia de igualdad desde que inició su carrera profesional?. ¿En qué ámbitos habría que trabajar más?.

R: Sí, ha cambiado a mejor en dos aspectos esenciales: ahora tenemos “role models”, es decir, tenemos referentes de mujeres increíbles que han llegado y se mantienen en posiciones muy relevantes, tanto en el ámbito público como en el privado. También ha mejorado el grado de preocupación y “ocupación” por la diversidad de género y la conciliación en las empresas, especialmente en las compañías de mayor tamaño; así como en todas aquellas que tienen mayor influencia de las grandes tendencias internacionales en sus modelos de gestión. Es una realidad tangible, con contenido y acciones concretas (más allá del ámbito de la comunicación). Se están implantando mejoras que son rápidamente trasladables de unas organizaciones a otras.

 

P: ¿Qué tareas debían abordar los gobiernos o los organismos supervisores para avanzar en el terreno de la igualdad?.

R: Creo que gobiernos y organismos supervisores deben trabajar con una perspectiva de “recomendación” y no de “obligación”, tal como lo hace la CNMV. Las entidades privadas deben poder organizarse siguiendo sus propios criterios: el ánimo de lucro crea empleo y riqueza, que al final es lo más importante para ambos géneros. Además, todos los estudios en la materia demuestran que hay una correlación entre la presencia de mujeres en los equipos directivos y el valor creado por las empresas para las que trabajan (que supera al de aquellas que no cuentan con mujeres en la dirección). Las obligaciones crean costes, burocracia; los resultados generan valor y cambio. Las empresas que no incorporen la diversidad (no sólo de género, sino de conocimientos, edad, experiencia, etc.) perderán ventaja competitiva.

 

P: ¿Qué opina de las cuotas, por ejemplo en los consejos de Administración?.

R: Estoy a favor de las cuotas en los consejos, pero para mí es fácil decirlo. Tengo casi 25 años de experiencia y estoy en un puesto de dirección; es decir, yo ya “he llegado”. Pero puedo entender que la existencia de cuotas pueda hacer dudar de la valía de una candidata nombrada para cierto puesto, y no me gustaría ser el sujeto de esa duda.

 

P: ¿Por qué la presencia de la mujer al frente de una empresa es tan limitada en España? ¿Por qué hay pocas mujeres en los puestos de mando de las grandes empresas?.

R: Es una pregunta compleja de responder. Yo creo que obedece a muchas razones y no es fácil dar respuesta: razones culturales históricas, tardía incorporación de la mujer al mercado laboral, problemas de conciliación (la mujer que es madre participa más, de media, en la organización del hogar, que es una tarea ímproba), ausencia de referentes (hasta ahora), incomprensión por parte de una generación de “jefes” que ya están retirándose, etcétera.

 

P: En su trayectoria profesional ¿recuerda algún momento en el que fuera consciente de superar algún límite, alguna barrera impuesta hasta ese momento a las mujeres?

R: No soy consciente. Lo que sí intento es ser un ejemplo (bueno) para mujeres y hombres que vienen detrás de mí; me gustaría pensar que las profesionales tan extraordinarias con las que tengo la suerte de trabajar codo con codo a diario, pueden inspirarse y creer de verdad que se puede ser mujer, madre y directiva y hacerlo todo “medio” bien.

 

P: ¿Ha pensado alguna vez que había sido discriminada positivamente por el hecho de ser mujer?
R: Nunca. Siento que me han exigido (y yo me he auto exigido) lo mismo que a cualquier otro en mi posición en cada momento.

P: ¿Por qué se mantienen diferencias retributivas entre los trabajadores y las trabajadoras?

R: No conozco los datos en detalle y tendría que analizarlos con rigor. Imagino que obedece, sobre todo, a que las mujeres no están presentes en puestos jerárquicamente más elevados (y, por tanto, con mayor remuneración), o que tienen más empleos a tiempo parcial o de reducción de jornada que los hombres. Me parecería un escándalo que una entidad pagara menos a una mujer que a un hombre por hacer exactamente lo mismo y con las mismas dedicaciones.

 

P: En materia de igualdad ¿Hay sectores económicos en los que existe más igualdad que en otros?

R: Como ya he dicho, el sector público está más avanzado. Yo diría que, en general, las actividades comprendidas en el sector servicios tienen una mayor presencia de las mujeres.

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